top of page
Entradas destacadas

La responsabilidad ciudadana para una Democracia de calidad

Está suficientemente demostrado que el pueblo con el voto construye su propio presente y el futuro de todos. Los proyectos hegemónicos se basan en el miedo, la falta de información y, por lo menos, en las dádivas a los que menos tienen y las preferencias a los amigos del poder. A los corruptos les podemos decir basta con el voto inteligente del pueblo. A los ineficientes los podemos mirar de frente y mostrarles la salida con el voto popular. Que cada uno se ponga el sayo que le quepa.


La democracia de calidad se basa en la transparencia de los actos de administración de los poderes públicos; para lograr tal fin es necesario el monitoreo por parte de los ciudadanos. Quienes están involucrados en este proceso deben apreciar como altamente conveniente que existan mecanismos de seguimiento de la gestión dado que también se destacan positivamente a los que trabajan ecuánimamente al servicio de la comunidad. En la medida que en los actos electorales se pondere particularmente a los que se desempeñan en estos parámetros, la observación atenta por parte de la población incrementará su efecto en la toma de decisión. Esto último es clave: de la misma manera que existe el denominado voto castigo, debe aplicarse el voto de confianza.


La democracia de calidad, asimismo, se basa en la ciudadanía responsable que cumple con sus obligaciones en el sentido más amplio del concepto. La responsabilidad como habitante se observa en las cuestiones más cotidianas como el tratamiento de los residuos domiciliarios, el respeto a las normas de convivencia, la conducta en la vía pública, etcétera y en los asuntos generales como, por caso, cumplir con las obligaciones electorales, efectuar denuncias ante la información sobre ilícitos, conocer acabadamente la legislación específica, aportar al sostenimiento general del Estado, etcétera.



La participación ciudadana también mejora las condiciones en donde se desenvuelven los partidos políticos y en quienes ejercen las responsabilidades ejecutivas, legislativas y judiciales. Las organizaciones de la sociedad civil en general y los ciudadanos en particular aportan sus contribuciones a las reflexiones y debates que enriquecen la base de las resoluciones. Las decisiones autócratas y clientelistas van cerrando la capacidad de visión general a la manera de un desfiladero que desemboca en un pantano; la consulta, la búsqueda de consensos y alianzas incrementa la perspectiva como si se estuviera ante un amplio valle donde se aprecia con claridad a mucha distancia. Y, principalmente, los procesos comunitarios y los íntimos de cada habitante tienen un alto valor en sí mismos sobre todo cuando ellos son la base de nuevos y permanentes procesos de revisión crítica.



Por suerte, por otro lado, el nuevo milenio ha iniciado su andar con claros indicios de fortalecimiento de los sistemas democráticos antes periódicamente denostados por quienes deberían haber sido sus fieles eficientes custodios aún ante los ataques de los violentos autoritarios. Y, sin duda, la peculiaridad principal de esa fuerza que sustenta a la libertad está dada por la cada vez más inteligente participación responsable de la ciudadanía.



Participación ciudadana y voto responsable



Asimismo, además de avanzar en los controles, la gran herramienta para el mejoramiento de la calidad de los procesos electorales es la inteligente capacitación de la población y favorecer la toma de conciencia de cada uno de los habitantes sobre el hecho de que el voto responsable contribuye en mucho a la calidad de la democracia. La información suficiente sobre las propuestas y los antecedentes de cada candidato ayudará en mucho al pronunciamiento cabal de los electores.



Los procesos electorales son una magnífica herramienta democrática donde los postulantes se ponen a consideración inapelable de quién sustenta el poder en última instancia: el pueblo. El voto debe ser responsable por eso debemos exigir conocer previamente cuáles son las promesas electorales, cotejarlas con las demás y registrarlas para poder rendir cuentas. Desde luego que los antecedentes de los candidatos son importantes de incluirlos en la evaluación y justipreciarlos en la medida que cada uno considere conveniente.



Por eso, el voto responsable nos hace libres y la participación ciudadana es el ejercicio pleno de la condición humana sin ningún menoscabo; la pasividad o el dejar que aún los corruptos decidan por uno mismo es haber permitido menguar la capacidad de ser integralmente. En este sentido recordemos lo expresado por Bertolt Brecht: “El peor de los analfabetos es el analfabeto político. Él no escucha, no habla, ni participa de los acontecimientos políticos. Él no sabe que el costo de la vida, el precio del poroto, del pescado, de la harina, del alquiler, de los zapatos y de los remedios dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan bruto que se enorgullece inflando el pecho diciendo que odia la política. No sabe el imbécil que de su ignorancia política nacen las prostitutas, el menor abandonado, y el peor de todos los bandidos, que es el político embustero, el corrupto lacayo de los explotadores del pueblo”. (1)




Favorecer la participación de los habitantes de una comunidad en las cuestiones que les son propias es, en definitiva, construir una sociedad políticamente alfabeta, con valores culturales y éticos fundantes y sostenedores de comunidades equitativas, donde todos sus miembros pueden desenvolverse plenamente.





Alejandro Rojo Vivot - Consultor Independiente

Asociación Ambiente Sur


1) Citado por Mempo Giardinelli en Diatriba por la patria. Vergara. Página 9. Buenos Aires, Argentina. Abril de 2002.

Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
bottom of page